Un sueño llamado Maldivas
El mar tiene más protagonismo que la tierra en esa peculiar nación conocida con el nombre de Maldivas. Localizadas al sudoeste de la India, las Maldivas están compuestas por un conjunto de 1.200 islas. Dicho de otra manera, sólo el diez por ciento de su superficie es tierra firme. El resto es todo mar azul turquesa, y aunque es el destino ideal para practicar el tumbing, hay muchas otras cosas que hacer en Maldivas además de tomar el sol.
El hecho que todo el país esté formado por un sinnúmero de islas hace que sus habitantes se vean obligados a importar prácticamente todo lo que consumen. Otra consecuencia es que no pueden crear plazas hoteleras sin límite, porque les resultaría imposible atender las necesidades de sus huéspedes. Por eso viajar a las Maldivas es viajar a un mundo de exclusividad, donde pocos huéspedes disfrutan de una sensación de relax absoluta en alojamientos exclusivos. De hecho, cada hotel ocupa la superficie de una isla entera, de manera que la idea de aislamiento y el silencio están asegurados. Pero no sólo hay hoteles en Maldivas, ya que cada isla tiene su función. Por ejemplo, hay una que la ocupa la residencia del Presidente de la República, otra está invadida por los edificios de la capital, y otra es el aeropuerto. Éste se encuentra a 15 minutos en lancha de Malé, el centro administrativo.
A mitad de camino.
La primera moneda que se usó en las Maldivas fue el laari, que tenía forma de anzuelo, ya que la pesca era básica para su supervivencia. Anteriormente, el marisco se había usado como valor de cambio, en especial en el siglo XVI, cuando estas islas eran lugar de aprovisionamiento de las naves que llegaban de la India y la antigua Ceilán en su camino hacia África. Curiosamente, los turistas que hoy en día combinan un viaje a Sri Lanka con una estancia en Maldivas están reproduciendo el recorrido de aquellos antiguos navegantes, sólo que ahora llegan volando al aeropuerto de Hulule.
Desde el aire es fácil observar como muchas islas están rodeadas por un arrecife en forma de anillo. Varias tenían origen volcánico, pero con el paso del tiempo, el cráter ha acabado por desaparecer bajo el mar, formando una laguna interior de un color azul intenso. Éste fenómeno fue observando por Charles Darwin, el padre de la teoría de la evolución, que recogió la palabra local para designarlo: atolón. Estos anillos también son los culpables del nombre Maldivas, que significa “collar de flores”.
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