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Qué ver en Tailandia
Bangkok
Atracciones turísticas en Bangkok
Las 169 letras que forman el nombre completo en tailandés de la ciudad de Bangkok le otorgan el título del más largo del mundo. Su traducción corta es “Ciudad de los ángeles y de la esmeralda de Buda, inexpugnable ciudad de dios, gran capital del mundo, rica en palacios que se asemejan al lugar celestial del dios reencarnado y fueron obsequiados por el dios Indra”.
Puerta de entrada al Sudeste Asiático, es el centro político, social y económico de Tailandia y de toda Indochina. Ubicada al sur del país, se extiende a orillas del famoso río Chao Phraya que se subdivide en una densa red de serpenteantes vías fluviales o klongs, lo que ha dado lugar al apelativo de “Venecia del Norte”. Su clima tropical monzónico, le hace ser cálida y húmeda. Se divide en 50 distritos de los cuales 35 están al este del río y los restantes al oeste.
Viajar a Bangkok significa descubrir un lugar de contrastes, una mezcla entre Oriente y Occidente, entre lo tradicional y lo moderno, entre el pasado y el futuro. Es un universo de referencias opuestas sin orden ni concierto; templos y rascacielos, tuk- tuks y metro aéreo, farolillos y pantallas led, mercadillos callejeros y lujosos centros comerciales, humildes puestos de comida a pie de calle y grandes restaurantes, olor a cocina humeante y a incienso, pobres y ricos, locales y extranjeros, bullicio y meditación, precios bajos y altos, ruido de claxon y silencio espiritual…
El ritmo frenético marcado por sus 9 millones de habitantes, las altas temperaturas, el tráfico intenso y la contaminación unido al colorido de su apasionante arquitectura, al profundo fervor religioso y al carácter amable de sus gentes, muestran una ciudad muy apetecible y rebosante de vida.
Qué ver en un viaje a Bangkok
Parque Lumphini
El Parque Lumphini, en el corazón del distrito de negocios, es un oasis verde en plena jungla de asfalto y un lugar ideal para practicar deporte al aire libre. Gente de todas las edades hace uso del gimnasio con pesas y aparatos o de la pista para correr y asiste a clases de aerobic, yoga, baile o tai chi al atardecer. También es un buen refugio para relajarse de la velocidad desenfrenada de la ciudad y pasear o navegar por el lago artificial. Eso sí, todo el mundo se paraliza en señal de respeto cuando suena el himno del país por los altavoces durante 40 segundos, continuando luego a lo suyo como si nada. Es curioso ver cómo lagartos gigantes varanos, familiares del dragón de Komodo, campan a sus anchas por el parque, por lo que es muy probable toparse con alguno de ellos, aunque no hay nada que temer porque se trata de una especie no agresiva.
Gran Palacio
El tesoro de Bangkok se llama Phra Borom Maha Ratcha Wang o Gran Palacio, el cual fue construido cuando la ciudad recibió el estatus de capital. El rey Rama I desplazó a la comunidad china asentada en la seudo isla Rattanakosin, formada por el río Chao Phraya y varios canales excavados, para erigir en ella esta maravilla arquitectónica en el año 1782. Se siguió ampliando a lo largo del siglo siguiente y fue la Corte Real, la Sede Administrativa del Gobierno y la residencia real de las siguientes generaciones de la dinastía Chakri hasta 1925. Hoy en día su uso se limita a celebraciones religiosas y eventos oficiales.
El Gran Palacio de Bangkok es un complejo rectangular amurallado de 218400 metros cuadrados que alberga varias edificaciones orientadas al norte, como templos, capillas, chedis, salas, pabellones abiertos, patios y jardines. Para su construcción se utilizaron muchos materiales que fueron desmantelados de los templos de Ayutthaya por orden del rey cuando ésta dejó de ser la capital y fue destruida por los birmanos.
La mayor parte de los edificios es fiel a la arquitectura clásica tailandesa, aunque en su diseño se pueden apreciar las distintas corrientes artísticas y las influencias de los países vecinos, fruto de la evolución propia del paso de los años. En su apabullante repertorio artístico está presente una extraordinaria decoración en los puntiagudos tejados a dos aguas y en las columnas, las fachadas y los pavimentos, exhibiendo un trabajo magistral en la realización de las pinturas y esculturas mitológicas, en el tallado de madera y piedra, en la aplicación de estuco y laca, en el empleo de los metales y en la composición de mosaicos de vidrio, azulejos y cerámica.
Nada más atravesar la Puerta de la Gloriosa Victoria accedemos al patio exterior del complejo. Es una zona ajardinada con algunos edificios o pabellones civiles como el Museo de la vestimenta real y el Museo de monedas y medallas. Esta lugar es el preludio al área más importante e impactante del complejo donde se encuentran los templos, que ya empiezan a asomar por encima de los muros.
La Estupa Dorada del templo Phra Sri Ratana Chedi es lo primero que atrapa la atención porque el brillo y la luz que refleja tanto oro, son ciertamente cegadores. En su interior alberga reliquias y estatuas y detrás de ella se exhibe una maqueta de los Templos Angkor Wat de Camboya. Dos imponentes Thotkhirithon de 5 metros de altura vigilan la entrada al templo y las hermosas esculturas kinnari mitad mujer, mitad pájaro, le otorgan gracia y elegancia.
El edificio del Panteón Real o Prasat Phra Thep Bidon es impresionante. Los tejados tai de vivas tonalidades rojas, blancas y verdes contrastan con el espléndido dorado de la magnífica puerta principal. Sólo es posible su visita cada 6 de abril y alberga estatuas a tamaño natural de los primeros reyes de la dinastía Chakri, del Rama I al VII. Guerreros mono guardan las puertas y las nagas flanquean las escaleras de acceso. Su espectacular universo de incrustaciones verdes, azules y doradas de la fachada es de una belleza indescriptible.
A su lado se erige el Templo del Buda Esmeralda o Wat Phra Kaew, el más famoso y venerado del país. En realidad es una capilla real que junto a sus pagodas están rodeadas por un muro blanco en el que hay grabado un poema épico. Las fachadas son una auténtica obra de arte, están completamente llenas de millones de cristales y piedras preciosas de colores insertadas y alrededor de ellas hay un cordón de esculturas garuda, mitad hombre y mitad pájaro, símbolo de realeza y supremacía. Todos los detalles son sublimes y no alcanzan los ojos para abarcar tanta perfección. En el interior, el icónico Buda de Esmeralda descansa sobre un altar de oro. Considerado el símbolo de Tailandia, se le atribuyen poderes sobrenaturales y luce tres vestimentas distintas al año según sea la estación cálida, fría o lluviosa. A pesar de su nombre, la talla fue realizada en jade en el siglo XV y mide solamente 45 cm de altura. Desde su creación en el año 43 a. C. en India ha deambulado por Angkor Wat en Camboya, Ayutthaya, Chiang Rai y Thonburi antes de llegar al Gran Palacio. Está prohibido hacer fotografías en su interior.
Una vez dejada atrás esta zona de los templos se accede al patio central o zona de recepción donde se encuentra el curioso y peculiar edificio Chakri Maha Prasat Hall, de fachadas renacentistas y tejados tailandeses. El motivo de esta mezcla es la admiración de Rama V por la estética europea fruto de sus viajes por el viejo continente. Encargó el proyecto a un arquitecto inglés, pero la presión de sus asesores hizo que al menos se respetara la estética tradicional del país en la parte alta. Fue la residencia del rey y en la actualidad alberga un Museo de armas reales en el lado derecho y el resto de las estancias se utilizan para recepciones oficiales.
En el Jardín Siwalai, la Corte está separada de las salas reales y hay algunos edificios religiosos y residenciales además del propio parque.
El Gran Palacio de Bangkok es el paradigma de la arquitectura de Tailandia. Es un derroche de belleza y un placer para la vista, es un despliegue de la deslumbrante, repujada, elegante y única decoración del país, es una explosión policromática y es sin lugar a dudas, uno de los lugares más impresionantes del mundo.
Recinto amurallado Wat Pho
Muy cerca se encuentra el Wat Phra Chetuphon Wimon Mangkhalaram o Wat Pho, el templo más antiguo de la ciudad. Fue construido en el siglo XVII en tiempos de Rama I y remodelado en los sucesivos reinados. En la capilla Phra Vihara reposa el Buda Reclinado más grande de Tailandia con 46 m de largo y 15 m de alto, cubierto de pan de oro y echado sobre un pedestal donde dicen que reposan las cenizas del citado rey. Su posición representa el tránsito de la muerte al Nirvana.
Esta colosal estatua se halla literalmente encajonada entre el techo y las enormes columnas de madera lacada que delimitan los pasillos de entrada y de salida que rodean a la imagen y por los cuales van desfilando los fieles y turistas que respetando el ritual, depositan limosna en las 108 vasijas de bronce alineadas en busca de buena suerte. Sus paredes y pilastras están bellamente pintadas con motivos místicos.
Un detalle singular son los ojos y la planta de los pies, los cuales han sido meticulosamente grabados con incrustaciones de nácar engastado, pudiendo distinguir en éstos últimos las huellas digitales y los 108 signos de Buda, los augurios, las enseñanzas laksana y otros símbolos religiosos.
El recinto amurallado de Wat Pho tiene 80000 m cuadrados, 16 puertas custodiadas por estatuas de guerreros chinos de granito que se utilizaban de ancla por los navegantes y más de 1000 estatuas procedentes en su mayoría de templos abandonados de Ayutthaya y Sukhothai.
En la parte norte del complejo está la zona sagrada, donde además del Phra Vihara se encuentra la sala de oración principal Phra Ubosot que alberga el Phra Buda Deva Patimakorn, colocado sobre un basamento de tres niveles en posición de meditación y ataviado con un parasol, además del claustro Phra Rabieng con sus 350 Budas sentados en las galerías.
En la parte sur está el área residencial monástica; una gran biblioteca; 91 chedis revestidos de mortero blanco e incrustaciones de coloridos azulejos, conchas y porcelana china, de entre los que destaca el Phra Maha Chedi Si Rajakarn, un grupo de 4 estupas de reales de 42 m de altura dedicadas a los cuatros primeros reyes de la dinastía Chakri; los jardines Misakawan; un patio con un bhodi o árbol de la iluminación; una fuente con forma de cascada en la que el agua se desliza por unas pequeñas rocas; la Escuela de Medicina Tradicional Tailandesa y la Escuela de Masajes.
Justo en la orilla opuesta del Chao Phraya se alza el Wat Arun, que hace honor al dios hinduista Aruná, la personificación del amanecer.
En el siglo XVII, en la época del Reino de Ayutthaya, se llamaba Wat Makok o Templo de la Oliva. Cuando la ciudad cayó en manos de los birmanos, el rey Taksin trasladó la capitalidad a Thonburi y lo denominó Wat Chaeng o Templo del Amanecer, como hoy día lo conocen los locales. En los años posteriores Rama II volvió a designarlo con otro apelativo, lo restauró y lo amplió con el prang central, pero fue Rama IV quien lo bautizó definitivamente con el actual Wat Aruanratchawararam, otro de los interminables nombres tailandeses.
Todo un símbolo de la ciudad, albergó el Buda Esmeralda hasta que fue trasladado al Gran Palacio.
Su estupa central de estilo jemer y de 82 m de altura, representa al Monte Meru, morada sagrada del dios Shiva. Coronada con un tridente de 7 puntas, en la parte alta presenta unos nichos con figuras del dios Indra a lomos del elefante de tres cabezas erawan y alrededor de su base hay unas esculturas de piedra de animales y soldados chinos. Unas estrechas y empinadas escaleras conducen a las terrazas de los pisos desde donde se puede contemplar una de las panorámicas más fascinantes de la ciudad. Las otras 4 torres más pequeñas ubicadas en las esquinas, están dedicadas al dios del viento y exhiben imágenes del dios de la luna sobre un caballo blanco.
Están construidas en ladrillo cubierto de estuco y decoradas con incrustaciones de porcelana china esmaltada y cristales de colores, una fina y bellísima ornamentación que permite que todo el templo irradie luminosidad cuando el astro rey se refleja en él.
Unos impresionantes demonios guardianes están a ambos lados de la puerta de entrada, la cual da acceso a unos pequeños jardines, a los chedis y a varios edificios como la sala de ordenación que acoge una imagen del Buda Niramitr.
El atractivo de este importante lugar de culto budista radica en su diseño único, diferente al de los otros templos.
Aunque su nombre hace referencia al alba, lo cierto es que es al atardecer cuando se puede admirar en su mayor esplendor, cuando los últimos rayos del sol le otorgan un hermoso brillo y al caer la noche y teñirse de oscuridad el cielo, se ilumina majestuosamente reflejándose sobre las aguas del río de los Reyes y proyectando una de las imágenes más fotografiadas, místicas, e inolvidables de la capital.
Templo de Mármol
El Wat Benchamabophit o Templo de Mármol, de finales del siglo XIX, fue construido en mármol blanco importado de la italiana ciudad de Carrara. Con claras influencias europeas en su fachada inmaculada y con unos llamativos tejados rojos, este templo está considerado uno de los más bonitos de la ciudad por su estética pulcra que le confiere un aire romántico. Las cenizas del rey Rama V descansan en el trono del Buda Phra Budhajinaranja, el cual se exhibe en la sala de ordenación delante de un vibrante fondo azul y en la galería del patio se exponen 52 figuras de bronce de Buda.
Barrio chino de Bangkok
El Barrio Chino de Bangkok, el más grande del mundo, es un lugar palpitante de visita obligada. Empezó a formarse cuando Rama I desplazó a los emigrantes chinos un poco más allá de su antiguo emplazamiento con motivo de la construcción del Gran Palacio, moviendo la capital desde Thonburi al otro lado del río. En aquel tiempo, en sus calles abundaban los prostíbulos con linternas verdes colgadas a la entrada y los locales para fumar opio.
En la actualidad conserva su milenaria cultura y tradiciones chinas a través de su colorida arquitectura, su cocina singular y sus curiosos rituales.
En la Plaza Odeón está la gran puerta ceremonial china. Aquí nace la calle Yaowarat Road, que junto a Charoen Krung son las más importantes del barrio y que junto al resto de los sois o callejones, se convierten durante el día en un hervidero de coches, taxis, guirnaldas, motos, tuk tuks, puestos callejeros, tenderetes de verduras y frutas exóticas que ocupan las aceras, farolillos rojos, locales, turistas, olor a incienso o regalos para los muertos.
El día cede el testigo a la noche, cuando se encienden los letreros luminosos y el barrio muestra su mejor cara mientras la gente abarrota los puestos de comida recién hecha y los restaurantes para degustar la deliciosa gastronomía del gigante asiático y disfrutar del bullicio.
En el corazón de Chinatown está el Templo del Buda de Oro o Wat Traimit, el tercero en importancia de la ciudad. Alberga la figura de oro maciza más grande del mundo, de 5500 kg de peso. Estaba revestida de yeso y decorada con fragmentos de colores para evitar que fuera robada por los birmanos, siendo durante unos trabajos de restauración cuando se reveló por sorpresa su contenido. En el Templo Sanchao Dtai Hong Kong se puede ver algo tan chocante como realizar transferencias bancarias celestiales a los muertos o comprar imitaciones de dinero real para quemarlo y hacerlo llegar así a los familiares fallecidos. El Templo dragón Lotus es el templo chino budista más importante y más grande de la ciudad, donde se celebra la fiesta del Año Nuevo chino.
La archiconocida calle Khao San Road se puede describir como 400 metros de marea humana, donde mochileros y turistas hacen su agosto disfrutando de los distintos servicios a precios ridículos. Llena de anuncios luminosos, pubs, bares, restaurantes, puestos de bichos a la parrilla, salas de espectáculos, supermercados, prostíbulos, locales de masaje y vendedores ambulantes, es la cuna del jaleo en la capital.
Entre Chinatown y el Chao Phraya vive la comunidad india en la Pequeña India. La calle principal es Prahurat Road y el monumento más importante es el templo Sikh Sri Guru Singh Sabah. Este bello edificio blanco de 6 pisos y una esbelta cúpula dorada, fue construido en 1932 y es el segundo más grande fuera de India. En el barrio abundan los restaurantes, comercios de telas de seda y de confección de prendas a medida, electrónica, especias y productos alimenticios.
Mercados de Bangkok
Los mercados son una constante en Bangkok y es inevitable toparse con alguno de ellos. Hay decenas de todo tipo; diarios, semanales, nocturnos o improvisados. La práctica del regateo es común para conseguir un buen precio. Entre los más conocidos cabe destacar el mercado diario de Sampeng en Yaowarat, principalmente de venta al por mayor; el mercado cubierto Pratunam, básicamente de productos textiles; el mercado de fin de semana Chatuchak, que con más de 8000 puestos de todo tipo de productos, es el más grande del país y uno de los más grandes del mundo; el mercado diario de Wang Lang, enfrente del muelle del Gran Palacio; el mercado nocturno de Saphan Phut, puramente local; el Mercado Pak Klong, de venta de flores al por mayor y abierto las 24 horas del día, donde los vivos colores y los embriagadores aromas seducen al visitante; el mercado nocturno de Patpong ubicado en Silom, famoso por sus falsificaciones; el mercado de Or Tor Kor, de excelente comida fresca seleccionada o el mercado del tren, que aunque situado en el pueblo de Mae Klong, a 90 km de Bangkok, merece una mención especial por su originalidad. Los puestos de comida cubren la vía del tren y cuándo éste se acerca avisando a ritmo de bocina, los vendedores pliegan rápidamente sus tenderetes hasta que pasa y los vuelven a colocar en segundos, repitiendo este surrealista ritual varias veces al día.
Los mercados flotantes son otra variante que constituye toda una experiencia para el turista y son un imprescindible en un tour por Bangkok. Un mundo lleno de canales, casas y tenderetes de madera sobre pilotes, canoas a remo, barcazas de cola larga impulsadas a motor y vendedores con sombreros de bambú donde se puede observar el día a día de quienes se ganan la vida en el medio acuático ofreciendo artesanías, frutas y verduras frescas o comida recién hecha entre otras muchas cosas. Son lugares con mucho encanto, que aúnan el exotismo de Asia y la autenticidad del pueblo. Algunos de los más interesantes son el mercado Bang Nam Pheung en la isla Bang Krachao; el mercado de fin de semana Khlong Lat Mayom en el barrio de Taling Chan, uno de los más auténticos; el mercado de Ampawha, el más popular del país o el mercado de Damnoen Saduak, a 100 km de la capital, que es uno de los más visitados.
Centros comerciales
Los centros comerciales son otro de los paraísos para las compras donde se puede pasar el día. Algunos de ellos son el MBK, uno de los mejores para adquirir falsificaciones de ropa, calzado, accesorios, relojería, joyería, perfumería, electrónica; el Central World, el más grande del Sudeste asiático; el Siam Paragon, considerado el más lujoso del país o el Pantip Plaza, ideal para los buscadores de electrónica.
Asiatique The Riverfront es un lugar muy chic para las compras y el ocio. Situado a orillas del río Chao Phraya, en la zona metropolitana, ofrece además del mercado, buenos restaurantes, cafés, espectáculos de teatro, cabaret y muay thai entre otros y de música en vivo. Una de su atracción más importante es la noria de 60 m, la más alta del país.
Museos de Bangkok
Para los interesados en el arte, las ciencias y la historia, la ciudad cuenta con una amplia oferta cultural como el Museo Nacional de Bangkok, la Galería Nacional, el Museo de las barcazas reales, la Casa de Jim Thompson, el Museo de Arte Contemporáneo, Museo de la Ciencia y Planetario, Museo Textil de la Reina Sirikit o el Museo Erawan entre otros.
Torre Baiyoke
Subir a uno de los rascacielos para contemplar desde las alturas las fantásticas vistas de la inabarcable ciudad de Bangkok o disfrutar de una comida, una cena o un cocktail en una de sus restaurantes es todo un clásico entre los turistas. Los miradores más emblemáticos son la Torre Baiyoke, la más alta del país; el Bar Sirocco, famoso por su aparición en la película “Resacón en Tailandia”; el Hotel Banyan Tree Bangkok, con la terraza al aire libre para restauración más grande del mundo; o el Red Sky, ubicado en el Central World.
Poder hacer un viaje a Bangkok es todo un privilegio porque seguramente sea la metrópoli más apasionante del continente asiático. En ella los sentidos trabajan al cien por cien y las sensaciones se suceden en cascada, provocando unos recuerdos inolvidables. Bangkok es el alma de Tailandia, es un trepidante caos organizado amenizado por el espíritu hospitalario y sonriente de su gente maravillosa.
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